Después de un par de días de vacaciones y de asistir a un festival de música pop en
Granada retomo la actividad del
blog.
Hoy comenzaré una nueva sección de
cine y de recomendaciones cinematográficas.
La primera película de la que os voy a hablar tiene como título
Oldboy.
Siempre he sentido una extraña atracción por el cine oriental. Su diferente cultura, concepción del cine y forma de interpretación se plasman en una estética peculiar, alejada del tradicional cine hollywoodiense, aunque traten temas similares. Y éste es el caso de la surcoreana
Old Boy, segunda de la llamada
Trilogía de la venganza de
Park Chan-wook, que comenzó con
Sympathy for Mr. Vengeance y concluirá con
Sympathy for Lady Vengeance . Yo sólamente he podido ver Oldboy, así que nos centraremos hoy en ésta.
Ya desde el primer minuto de metraje nos sumergimos en el ritmo frenético y extremadamente cuidado de una historia sin fisura alguna, llevados en volandas por su magistral banda sonora.
Oldboy nos cuenta la historia de
Oh Dae-su, un cantamañas que, a pesar de llevar una vida tranquila junto a su mujer y su hija, es propenso a tener algunos problemas por hablar más de la cuenta. Sin saber cómo ni por qué, es secuestrado y despierta en una habitación donde permanecerá encerrado durante quince años sin recibir ninguna explicación, cuyo único entretenimiento es un televisor.
Dae-su comenzará a reflexionar sobre su vida, especialmente cuando ve en televisión que su mujer ha sido asesinada y el responsable ha organizado todo para que los indicios culpen al propio recluso.
"¿Qué he hecho mal?"
"¿A quién he dañado a lo largo de mi vida?"
"¿Quién me está haciendo esto?"
El protagonista se plantea todas estas cuestiones a lo largo de su cautiverio, mientras entrena en solitario y planea vengarse del responsable de su mal. Quince años después
Dae-su despierta y se encuentra en libertad, con una cartera repleta de dinero y un teléfono móvil como única compañía. Al poco tiempo recibe una llamada; es su secuestrador, éste le plantea un sencillo juego: averiguar en sólo cinco días por qué ha estado encerrado tanto tiempo.
De esta forma se cruzarán ambas venganzas; la del protagonista, en un desesperado intento de que alguien responda sus preguntas; la del secuestrador, que no se contentará con haber castigado a
Dae-su durante quince años.
En el aspecto técnico pueden destacarse muchas cosas, desde la crueldad poética de determinadas escenas hasta la pelea en el corredor rodada mediante una espectacular técnica de
travelling , pasando (y deteniéndonos) en la sensacional interpretación de los actores (principalmente
Choi Min-sik y
Woo Ji-tae) que multiplican maximizan el rendimiento del guión, dotando a sus personajes de complicados cambios morales a lo largo del tiempo y logrando la nota de dramatismo, dualidad y dolor tan complicada de conseguir.
No voy a desvelar nada más de la película; sólo diré que el final (que como buena película enigmática que se precie da lugar a varias interpretaciones) es uno de los más escalofriantes que recuerdo.
Os recomiendo a todos esta película y espero que os deje tan buen sabor de boca como me dejó a mí en su momento.